domingo, 25 de enero de 2009

Una Campanada menos

Tuviste un día hermoso, creo. Me contaron que te recuperaste, que hablaste, que preguntaste que día era hoy y todos pudieron verte y compartir contigo. Les diste tus últimas fuerzas para que creyeran que todo iba por buen camino, nuevamente, que los seguirías acompañando, que no serian tan pronto huérfanos. Te fuiste esa misma noche, y con esa despedida les diste el mejor recuerdo, porque eso es lo que prevalecerá; tu entusiasmo por vivir, tus fuerzas inagotables a pesar de tu fragilidad, tu deseo de acompañarlos y darles lo mejor de ti, aunque a veces la vida haya parecido diferente.
Me alegra que hayas amanecido hoy con mi abuela, eras su absoluta adoración y eso te pudo haber traído muchos problemas. Recuerdo lo increíblemente guapo que eras, lo que seguramente te trajo muchos problemas mas, junto con el Tio E. eran los tíos absolutamente guapos de mi memoria. Eras el único hombre entre tanta hermana y eso seguramente te trajo más problemas aun. Cuando optaste por tu segundo compromiso y te consagraste a tus nuevas mujeres, las Campana no pudimos digerir eso, que nuestro mayor estandarte nos haga de lado y viva su vida plenamente, sin considerar nuestros caprichos. Seguro que eso ayudó a que nos distanciáramos, quien sabe, simplemente quisiste vivir tu vida consagrándote a otras y nosotros no lo digerimos bien, bien hecho, bien por ti, bien porque fuiste consecuente y demoraste tu partida 3 largos años para no dejarlas solas, a esas mujeres que tanto adoraste, tu esposa, tu hija, tus hijastras, tu nietastra o como llame, ves que picona aun estoy? Hasta invento palabras feas, esa niña seguro que tuvo lo mejor de ti, su corta edad y tu delicada salud los unieron, estoy segura porque hablabas siempre de ella. Tuvimos la suerte de hablar en Diciembre, ahí nos despedimos y reconozco que no he sido buena ahijada, me dejé influenciar por los celos de tus hermanas, pero recuerdo cosas lindas contigo; recuerdo que me hospedaste en mi viaje de prom, aun tenias tu primera familia, con mis queridos primos, esos a los que de niña les robaba su papilla tan rica, me tocaba alimentarlos a mi y recién salía el Cerelac que me volvia loca y a ellos. los estaba volviendo famélicos porque de diez cucharadas 8 eran para mi y con las justas 2 olidas para los pobres primitos mas chiquitos, que rata! Tus visitas en Navidad eran alucinantes, la casa se llenaba de luz, era la alegría desbordante de la abuela. Los chismes lujuriosos de tus andanzas con el carro amarillo, una vez que te divorciaste, plagaron mi niñez de un aire misterioso, prohibido, sensual. Las esquinas que escogías no eran muy ocultas pero ¿Quién se puede ocultar en una ciudad pequeña como Cuzco? Supe que sufriste mucho con tu padre, ese abuelo al que yo idolatraba, el también opto por una segunda familia, llena de hijos hombres esta vez, que fanfarroneaban su cercanía con el progenitor y ti te hacían quedar siempre mal ante el. Tú nunca te defendiste, no exigiste nunca tu papel de primogénito y legítimo además, porque en esa época el matrimonio daba la legitimidad y no los sentimientos. Todo eso te hizo de un carácter especial que disimulabas con tu sonrisa encantadora y ojos verdaderamente hechizadores. Cuando las primeras canas te salieron ya tu belleza era tan desbordante que costaba cerrar la boca. Compartimos la pasión por el sublime, hoy me daré un atracón en tu nombre, aunque mañana esté cual Volkawagen volteado, por lo menos esa te la debo.Nos dejas tristes, haces evidente nuestra orfandad, como nos vamos achicando, como hay menos Campanadas cada vez y como desperdiciamos las oportunidades de ser pocos pero ser familia. Descansa en paz querido tío, esta vez de verdad, con mi adoraba abuela engriéndote allá arriba, con mi padre seguro cerca, con Daniel, con Ricardo V. Campana, aprenderemos a vivir sin ti en otras latitudes y solo en nuestros corazones y quizás aprovechemos la oportunidad para unirnos en un solo tañido de Campanas

No hay comentarios:

Publicar un comentario