domingo, 18 de enero de 2009

Liberación

De un tiempo a esta parte me están “liberando” de muchas cosas.
En Diciembre dos viejitos me liberaron de mis documentos, celular y tarjetas de crédito. La sensación de libertad que me obsequiaron fue inigualable. Si bien ahora estoy en poder de casi todos estos yugos nuevamente, los días que siguieron me dieron una brisa de independencia, de ser un “ente” diferente de los otros sumamente energizante. Hace dos semanas mi carro me “libero” de su compañía. Cometí una bestialidad y mi fiel compañero por 16 años antes de estirar la rueda se apago evitando la muerte inevitable, ahora he cedido a la presión familiar y lo repararé, pero la sensación de pronto de ser dueña de mi destino; si voy a pie, en bicicleta, si opto por la innovadora compañía de taxistas excéntricos o simplemente un micro me volvieron a recordar las diversas alternativas que me pierdo cuando solo me encasillo en mi querido compañero. Al llegar de la playa mi madre me espera con la funesta noticia que se han robado la chapa principal de la reja y …..nuevamente me siento tan libre! Esa chapa tonta no servía para nada, solo para encerrarnos en nuestra cárcel diariamente y ahora no está, poniendo en evidencia la vulnerabilidad de mi madre y mi despego desequilibrado por todo lo que me rodea.
¿será que estos mensajes me están poniendo en evidencia mi séptimo Ego, como describe Khalil Gibran? Será que estoy rumbo a la Nada absoluta y todo lo que lo evite me estorba? No tengo meta, no tengo rumbo y cuando me quitan algo me siento mas libre. No aspiro a tener absolutamente nada material y si cedo en alguna excepción es solo para evitar confrontaciones con mi entorno pero la verdad es que estoy alarmantemente desprendida. Desprendida de lo material, desprendida de lo que alimente mi ego profesional, desprendida de lo que signifique ataduras. Me confieso narcisista en esta nueva etapa escribidora, me gusto, me leo y me releo u me relamo en mi gusto de lo que hago, fuera de eso me tiene muy sin cuidado lo demás.
Soy adicta a mis amigos, soy adicta a las sensaciones que voy descubriendo en mi día a día, soy adicta a las miradas y sonrisas cómplices, soy adicta a los estimulaciones que me devuelvan la sensación de ser mujer, de estar viva y muy latente, aun con mucho por compartir y descubrir.
Briguita es mi contraparte, la que me devuelve al mundo terrenal. La necesito como necesito el resto de estimulantes, tenerla presente y evidente a diario moviéndose segura de si misma en el mundo racional me convierte en espectadora de un mundo paralelo donde mi toca respirar pero no suspirar, caminar pero no avanzar, observar pero no asimilar. Nuestras existencias se cruzan por segundo y salen chispas en todos los colores y direcciones, sabemos que somos antípodas y que nos toca compartir este micro-cosmos por una razón que ninguna entiende, estamos al acecho una de otra para ponernos en evidencia, para reafirmarnos en nuestro sendero y reconocemos la existencia de la otra, por simple analogía, su presencia justifica la mía y viceversa, sin embargo ¿hacia donde vamos? No pudieron poner juntas a dos personas más opuestas, es como si fuésemos siamesas laborales en distintas direcciones y que no pudiésemos vivir la una sin la otra hasta el momento de la operación liberadora. Cuando me resondra no hay mayor deleite que mirarla burlonamente, aceptando la reprimenda con la mejor de las sonrisas y tornándome en mejor estado de ánimo, cuando me cambia cada segundo de tarea sin llegar a culminar ninguna evidenciando su falta de organización y simple afán inquisidor me reconozco como su yugo y mudo reproche, evidenciándole que aun le queda muuuuucho camino por recorrer en la senda gerencial, aunque su alrededor le confirme lo contrario. Soy, querida Briguita, tu dedo acusador, con mi mera existencia, con mi mirada pícara y la sonrisa a flor de piel te voy despojando de tus laureles para que aprendas a crecer y tu eres mi cadena terrenal para que aprenda a aterrizar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario