martes, 31 de marzo de 2009

La Baronesa Rampante

Tan lejos……..tan distante
Tuvimos muy pocos puntos de intersección, desde siempre.
De niña te irritaba todo en nuestro entorno. Andabas sumergida en tu mundo universitario, en el mundo de tu enamorado, en su familia, en tus amigos.
Las experiencias familiares fueron todas traumáticas, no importa en que lugar, en que momento. Arrastras esos recuerdos que alimentan tu alma insatisfecha, insatisfecha de ternura, de reconocimiento, de perdón con el resto, de perdón contigo misma.
Vivías en los árboles, cual barón rampante, sigues pensando que ese es tu lugar, lejos de la tierra, lejos de la humanidad, de espectadora y no participe, de testigo y no protagonista.
Aun así te toco vivir un romance de cuento, coronado con un matrimonio de sueño. Tu partida a Venezuela no fue sentida, mas bien un alivio a ver si los llaneros te sosegaban en tu continua inconformidad con tu suerte, con tu destino, con tu pareja. Salio al revés,. Regresaste con una pequeña en brazos sin compartir tu historia de pareja, huyendo de las sabanas y partiendo hacia los gélidos parajes canadienses donde pudiste esconderte de todos nosotros por muchos años, escribir tu historia nuevamente, sin señas familiares, sin huellas que seguir, con un nuevo compañero que tuvo el inmenso don de saber afrontar la difícil tarea de vivir a tu lado con tu demonios internos, con tus fantasmas eternos, con tus iras incontenibles pero también con la fuerza increíble con la que siempre luchaste y saliste adelante, con el.
Hubieses sido feliz si el destino no te ponía a tu adorable hijo en los brazos para que lo vayas entregando poco a poco a la muerte, consiente de su plazo, robándole a la vida y a la muerte la ilusión de prolongar esa sabia existencia que era mas agonía que deleite. Te toco despedirlo y con el te despediste del mundo de los cuerdos, al que nunca perteneciste completamente.
Me toca acompañarte, comprenderte, devolverte la ilusión de que si somos hermanas no solo de sangre sino de corazón pero no me atrevo, te rehuyo, te esquivo. Ando sumergida en mis propias historias sin aclarar y me preocupo poco por ti, rogándole a tu hijo que te guié y acompañe en el consuelo de andar sola por este mundo con tu dolor.
Perdóname por ser tan egoísta, por pensar ahora solo en mi, por escarbar en tu pasado oscuro y presentarlo nuevamente para evidenciar tu destino tan difícil.
Algún día saldré de esta remolino en el que me encuentro y podré ofrecerte mi mano segura para acompañarte en tu camino, consolarte y comenzar a recordar la inmensa riqueza que tuvimos al ser tu madre de Daniel y yo su madrina, la inmensa riqueza que tenemos de ser hermanas tan diferentes y sin embargo buscando siempre nuestras raíces comunes. El recuerdo de nuestro padre nos acompaña, su sabiduría al saber disfrutar y salir adelante. Nos toca acompañar a nuestra madre en su difícil vejez pero sobre todo, nos toca encontrarnos de nuevo, en algún momento, en algún lugar, con el corazón tranquilo y la esperanza de volver a ser la familia que nunca dejamos de ser.
Primer Capitulo de la Serie: Odio a mi hermana

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