domingo, 8 de marzo de 2009

Libertad

Te estoy dando tu libertad y colgando mi espada de Damocles.
Tu sensación de no haber aprovechado tus oportunidades por nosotras crece, ahora que yo me tomo mis libertades. Tu ticket para tu propio descubrimiento en los menesteres del amor fuera de nuestra relación te lo estoy brindando yo, lo se y también te deseo esa libertad. No quiero que estés a nuestro lado solo porque debes estarlo, porque fuimos tu excusa para no actuar, porque al final fuiste tu quien no dio el paso, por muy cerca o lejos que nos hayamos encontrado. Te deseo el goce absoluto, el placer hasta el delirio, el dolor que todo esto conlleva, vivir todo esto también en tu historia y compartirla algún día conmigo, como hemos y estamos compartiendo todo desde que nos unimos.
Nuestros caminos jamás se distanciaran hasta el olvido, no solo por la hija que compartimos sino porque nuestras almas están amalgamadas, fundidas en el cariño sincero, amor sobrenatural que ve como primera prioridad la felicidad del otro. Es precisamente ese cariño y amor que me acompaña ahora en este camino incierto, riesgoso, individual pero al final también compartido contigo y esto nos vuelve a hacer crecer juntos, por muy ilógico que parezca.
Te deseo esa libertad, la bendigo, te empujo hacia ella sabiendo que me costara la sangre, el aliento, el latido en algún momento, cuando realmente la tengas y yo ya no te sienta conectado a mi latido, lo sentiré automáticamente y aprenderé a respirar sola, latir sola, sonreír sola. Al final somos solos y morimos solos, y tu y yo hemos vivido 23 hermosos años juntos. Estoy segura que serán mas, quizás con interrupciones, quizás con grandes lagunas, pero en nuestra historia no se ha escrito un final individual, somos y seremos espíritus libres y amantes de esa libertad por sobre todo y esa libertad es la que nos une más allá de todo lo convencional.
Somos y seremos dos marcianos en este mundo de apariencia y opulencia, en nuestra eterna búsqueda del Shangai- la interior, de la iluminación al final del camino. En este camino que nos toca compartir, somos hermanos de alma, cómplices en esta batalla quijotesca, con victorias netamente interiores pero compartidas, lo que hacen nuestro verdadero y único tesoro en este amor que nos toca vivir, amor sobrenatural, poco comprendido y explicable pero autentico y original..

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