jueves, 19 de marzo de 2009

Aroma ausente

Tu olor no me acompaña, no me sigue, no me consuela, no me protege.
Noche esplendida, estrellada. Por primera vez puedo reconocer la osa mayor y la osa menor, titilantes, sonrientes, cómplices y coquetas guiñándome desde lo lejos. Te busco en mis manos, en mis palmas, en toda mi piel y no te encuentro, nada que me confirme que has sido mío un solo instante y es que no lo has sido entonces. Solo en mi imaginación, en mis fantasías, en mis deseos y en mi corazón, no has sido, no eres ni serás mío. Son otras las que te poseen, las que no te sueltan y dejan venir hacia mi, quedarte conmigo, darme tu aroma , acompañarme, consolarme cuando no estamos juntos. Pero yo si me quedo contigo, por ráfagas, me confirmas que me sientes después, que te acompaño, que soy parte de ti. ¿Por qué esa dualidad? Porque yo si y tu no?
Que te separa de mi que no puedes entregarte completamente, que te impide transmitirme tu aroma, acompañarme y confirmar nuestra historia? ¿Tus miedos? ¿Tus verdugos? ¿Tus consuelos?
Nos entrelazamos, nos fundimos por instantes, nos quemamos, asfixiamos, absorbemos para luego separarnos, yo sin tu aroma, tu con el mío, ¿Por qué? ¿No te das cuenta que te necesito de alguna manera cuando no estoy contigo? Que mi memoria no es suficiente para rememorar, que tu sabor se pierde con el tiempo? Ese aroma me daría unos instantes mas de compañía, me ayudaría a ubicarme nuevamente en tus brazos y saborear nuevamente tus labios, sentir tu fragilidad en mis manos y seguir acompañándote a la distancia., volviendo a ser por un instante dos seres en uno, dos almas en una, dos corazones con un latido unísono, una sola esperanza, un solo momento, un solo sentido. Regreso sola y me pregunto si alguna vez fuimos uno, o es que somos dos identidades que no se pueden amalgamar? que juegan a la pareja siendo dos individuos opuestos que siempre irán en direcciones opuestas, que siempre miraran en distintas direcciones, que se engañan por segundos en los que se entrelazan sus esperanzas, sus cuerpos pero no sus almas, no su futuro, no su aroma. Dame una esperanza, juega conmigo, déjame ser yo y darte lo mejor de mi, recibirte a ti, sin miramientos, sin temores, sin dudas, solo sintiendo, entregando dándome el aroma de tus sueños, esperanzas e ilusiones, dándome el aroma de la esperanza en un instante compartido, secreto, furtivo e ilegal pero nuestro al fin y al cabo, sellado en nuestra piel, en nuestros labios y por siempre en nuestro corazón.

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