jueves, 25 de diciembre de 2008

Reflexionar

Alguien utiliza su tiempo libre para reflexionar, yo no quiero, no puedo, tengo miedo.
Prefiero ser irreflexiva, compulsiva, abusiva.
Abusiva en mi afán de comunicar, compulsiva en mis divagaciones febriles, irreflexiva en mi espontaneidad.
Es más fácil ser así. Convertirme nuevamente en adolescente impredecible, por lo menos emocionalmente. W. dice que tengo nuevamente 19, y aunque no me haya conocido en esa época me cree al decirle que andaba muy zozobrada y a la deriva en ese entonces.
Anoche no nació el niño Dios para mi, ¿sera que tuvo un parto prematuro conmigo y nació en Octubre, cuando comenzó todo este torbellino emocional?
Siempre fui calmada en mis sensaciones, si bien reacciono más que el común denominar no era desbocada, como ahora, que da miedo pensar adonde voy a parar. Todo provoca en mi una reacción y me catapulta a la euforia o a la tristeza empática. Solo ayer estaba zombi, dejaba pasar todo el barullo externo y era mudo testigo. Soy contreras innata; cuando todos están corriendo contra el tiempo en mil cosas yo me dedico a sentarme en mi patio viendo el cielo sin estrellas y sintiendo solo la suave brisa, siendo parte de una inusual calma interna. Cuando todos están sosegados trabajando, ando a mil por hora internamente queriendo cambiar el mundo, mi mundo interno sobre todo.
No quiero reflexionar, no puedo hacerlo, no quiero llamarme la atención y avergonzarme de lo que siento y hago porque es auténtico aunque desordenado, cristalino aunque confuso, inexplicable aunque muy obvio. Quiero vivir y no dejar pasar esta racha de impulsividad, quiero sentir y no caer en el conformismo, quiero arriesgar y no sentir miedo por las consecuencias, quiero amar y no olvidar que estoy viva.

No hay comentarios:

Publicar un comentario