sábado, 27 de diciembre de 2008

la Sra. Araujo

Hoy la Sra. Araujo cumpliría 108 años.
Mi abuela, mi querida e inolvidable abuela.
Soy como soy por ti. Cuando nos enviaron juntas a Lima, de provincia, para que yo entre al colegio mientras mis hermanas iban al internado y mis padres se quedaban en la hacienda, trazaron nuestros caminos paralelos, que hasta hoy no se desvían.
Me diste un enfoque distinto de la vida, eras muy terrenal, intensa en tus reacciones y gustos, irreflexiva en tu actuar ¿Qué me asombra ser como soy si ahora te recuerdo tan especial? Dicen que llorabas mucho por ahí, conmigo no lo hacías, solo reíamos, jugábamos, veíamos la tele maratónicamente y hasta cachascán jugamos mientras el resto de la familia veía el culebrón “Esmeralda”.
Mi primeros pinínos inocentes eróticos cuando con 5 años mi vecinito me mostró un platanito desconocido y a cambio pidió un beso en posición horizontal los ahogaste con un grito que se escucho hasta la hacienda de mis padres, el susodicho fue prohibido de entrar a jugar conmigo y por ende tuve que salir yo a buscarlo, con tu venia; afuera todo, adentro nada. Te gastabas la mensualidad en recompensas cada vez que mi perrita se perdía, creo que los vecinitos se olieron el gran negocio que era esconderla para luego cobrar la recompensa y que yo dejara de lloriquear. Visitábamos al Padre Urraca cada semana y cuando 20 años después alguien mencionó su tumba yo les rogué que no te lo dijeran, si lo habíamos visitado la semana pasada recién! no me percaté que era un Santo de tu devoción, eran tan parte de nuestras vidas!
Cuando me dieron la tarea de escribir el libreto de Maria Magdalena en el colegio y todos se rehusaban a hablarme de ella, fuiste la única que me contó muy suelta de lengua porque los hombres buscaban mujeres fuera del matrimonio. Tus razones eran tan obvias y buenas que parecias haber sido el hombre en tu relación o la dueña de un burdel. Me arrullabas en sueños con historias macabras de muertos que resucitaban y del susto mataban a su entorno o de niños horneados para navidad, luego dormías plácidamente mientras yo te cogía de la mano, ya habías logrado desvelarme para todo el año y tu dormirte para la eternidad.
Cuando quisiste irte no pudiste, me permitiste acompañarte dos semanas en tu agonía y casi logras ser el primer caso de Eutanasia con tus ruegos para que te permita por fin descansar, felizmente, decidiste irte por ti sola, mientras yo dormía junto a ti, haciendo la guardia a 2 metros tuyos, luego del almuerzo. No olvido ese sueño tan aplastante en el que me sumiste mientras tu cuerpo astral nos dejaba, a los cinco minutos mi hermana me despertaba constatando que ya no respirabas. Mi dolor fue intenso pero no desgarrador, habíamos compartido tanto! Me diste lo mejor de ti y yo de mi.
Tu sobrino preferido es ahora mi jefe y en ese entonces fue nuestro fiel compañero mientras el resto de la familia nos dejaba en el olvido. Venia cada semana a visitar a su tía preferida, me llevaba a una esquina para que le cuente mi día a día, interesándose por lo que más me parecia relevante a mi, traía a sus conquistas para que pasen tu visto bueno, te encantaba jalarle las orejas y ponerle apodos a sus querencias domésticas y sociales y él se mataba de risa con tus ocurrencias, aun hoy hay vestigios de tu lengua sagaz cuando veo a las susodichas ya abuelitas en el trabajo y recuerdo tus sobrenombres.
Querida señora Araujo, mi mas fiel admiradora, mi incondicional aliada, cuando presenté al impresentable como elegido de mi corazón, fuiste la única capaz de entablar una conversación coherente, contando de nuestra hacienda de 3 climas, mientras el resto se dedicaba a contar las canas de mi adolecente elección, me mandaron mas rápido que volando a Alemania y ahí nos separamos por única vez. Supe que no paraste de decir mi nombre en las noches hasta el día que te fuiste, te sentía siempre y se que tu nunca sentiste mi ausencia verdadera porque siempre, siempre fuimos un solo ser, porque nunca nos separamos y hoy vives dentro de mi, mi querida Sra. Araujo.

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