jueves, 25 de marzo de 2010

Duelos de Lodo

Toda la noche llovió, y mi calle, que parece los caminos del Inca, se llena de charcos de barro.
Camino por la parte más lodosa y se generan duelos a muerte con las combis y taxis. Vamos en dirección contraria, uno hacia el otro, la combi maléfica me mira retadora, yo le devuelvo la mirada evaluando quien de ambas llegara primero al charco. Si ella llega primero seré yo la victima resultando un estropajo marrón goteando, si yo llego, ella morirá de la rabia. Comienzan los duelos, evaluamos, aceleramos, y en el último segundo, cuando ella se dispone a caer con todo su peso y a toda velocidad sobre el charco que será mi ducha yo…… escapo. Esa mole de hierro no contaba con los garajes y entradas de las casas que me ofrecen refugio a último minuto, sacándole la lengua triunfante a distancia segura y dispuesta a asumir el siguiente duele. Los ticos no se quedan atrás, esa versión perversa y ligera de un auto logran las peores duchas para los transeúntes distraídos.
El sol es el factor gracioso en esta mañana pseudo limeña en Cusco, porque la garua y el cielo panza de burro parecen de otras coordenadas pero hay un sol mas terco aquí, un sol que quiere asomar la nariz a pesar de la capa gruesa de nubes y que grita sin perder las esperanzas que saldrá a toda costa, que no es ningún debilucho, como su versión costera, que cuenta con 3,300 metros de ventaja frente al pusilánime sol limeño. Realmente a codazos logra filtrarse por momentos, trayendo la alegría a este dia gris costero.
Finalmente el sol terco logra secar los charcos, ahora solo hay lodo que no salpica y las combis y ticos tienen que resignarse a dejar pasar los transeúntes por su costado sin vestirlos con su malvada ducha marrón, y yo mido 10 cm mas con todo el lodo que arrastro en mis botas de minero, que esta vez contra viento y marea me las pongo para salvaguardar mi integridad.

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