viernes, 15 de mayo de 2009

Jupiter de Luna Llena en Lunahuaná





La luna llena ilumina mágicamente el paisaje.
Paisaje plateado, nítido, cristalino, acompañado por el caudal del río Cañete que nos acompaña fielmente, protegiéndonos de todo ruido y luz artificial, nos hemos metido a la piscina y luego de una ducha caliente decidimos descansar, luego de una partida de damas que gana Wollo, cuando mi coneja por fin decidió mover su ficha blanca.
Despierto temprano. Mis dos marmotas duermen plácidamente, ambos son noctámbulos; padre e hija y yo dormí muuuucho antes que ellos. Me levanto y decido desayunar en el Hotel de arriba, en el camino descubro……….11 pavoreales. Logro esquivarlos con el corazón en la boca, felizmente no deciden ostentar con su plumaje maravilloso pero a la vez terrorífico para mi. Ellos no saben de mis fobias y recuerdos enterrados de niñez, solo queda este pavor cuando se abren las alas y mas cuando aletean, me desconozco y puedo hacer lo menos impensable, lo mas ilógico lo menos recomendable. Pero, p.s.h.u.p.e.n.v. me catalogan poco interesante para hacer un show matutino y se quedan tranquilos en el jardín mientras yo decido si cortarme las venas con una galleta de soda es mas recomendable que seguir caminando.
Todos duermen! La cocina no esta abierta, me dicen que en una hora. Decido ubicar el famoso “Sol y Luna” que se supone era lindo y barato comparado con nuestro hotel y enrumbo hacia el pueblo. El sol no duerme, esta alegremente acompañándome por esta pista inclemente, veo un abuelo con su nieto que esperan una movilidad y decido esperar mas adelante también. Para una combi y al subir me doy con la sorpresa que esta repleta. Impensable pedirle que pare en el Sol y Luna que ni yo misma se donde queda, no me queda otra que llegar al pueblo donde también casi todos duermen, menos los escolares y la cabina de Internet, donde me refugio sin saber que hacer. Felizmente el cobrador me informa que la pista hacia San Jerónimo esta bloqueada entre 8.00 a.m. y 4.00 p.m. para asfaltarla. Ubico el famoso restaurante El Pueblo para esta noche, los de canotaje duermen aun pero Jairo me da la información que necesito. Desayuno con un delicioso jugo de naranja y me cuentan que hasta Huancaya son por lo menos 8 horas, hay tours que ofrecen desde Lima por US$ 120 por 3 días, pienso que es una alternativa para W. me quedo con el antojo de unos pancitos del pueblo. En “casa” pido el desayuno en el balcón, “Felipe” el gran amigo de W. me espanta a los pavoreales, no puede creer tanto desprecio de su principal atracción, los pavoreales que esta vez si están en mi camino. Con mi juguito de naranja en bolsa llego con mis dos marmotas que siguen durmiendo a pesar de mi travesía de horas! Por fin nos llega un desayuno delicioso, con jugo de papaya y una mantequilla ………….si, de muerte lenta y pasión abrasadora. Mi coneja y yo estamos extasiadas, W. hace su yoga y nos quedamos placidamente en nuestro paraíso hasta pasado el medio día. No hay apuro porque la carretera estas bloqueada y presumimos que nuestro paseo será de media hora nada mas.
Partimos a las 2.00 p.m. nos sorprende una carretera perfectamente asfaltada, la brea negra reluce oronda y coqueta, cual morena de la vendimia bajo nuestras llantas. Una avenida perfecta y celosamente enmarcada por filas de árboles nos brindan un paisaje inesperado. Al fondo, un imponente macizo con una punta insolente nos invita a visitar sus entrañas , Hay tramos que no están asfaltados y presumimos que ahí muere el confort pero tercamente decidimos continuar, felizmente, porque la morena coqueta continua ostentando su negrura fresca por mucho mas tiempo. Pasamos por Condoray, Uchupampa, el puente de Catapalla, Pacaran,Zuñiga, siempre acompañados por ese macizo con nariz respingada hacia el cielo, el río se abre y cierra compartiendo unos paisajes silvestres sosegadamente bellos, en Sisicaya un letrero que dice “ Tierra de Mitos y Leyendas” me inca la ncertidumbre.... Solo el paisaje a los costados del río son fértiles, los macizos de los costados son ariscos y áridos, testigos gruñentes de la invasión de forasteros. En una curva inesperada nos espera una patrulla que se deleita al constatar que no llevo el cinturón de seguridad. Llegamos a un entendimiento “para el combustible” y seguimos el camino, esta vez bien asegurados con el cinturón y aliviados de una propina. La construcción de una planta ¿hidroeléctrica? Nos muestran un paraje árido y poco acogedor, en cada curva unos semáforos humanos nos muestran los cartelitos de “sigue” y “para” que nos alivian el sinsabor de no saber a quien podríamos encontrar en la siguiente curva. Llegamos al puente de San Jerónimo donde nos toca esperar esta vez por mas de media hora, junto con otros coches y buses, ya van a dar las 4.00 p.m. y estamos justo al lado de una vendedora de “pollipapa”, canchita, bebidas y limas. En esa media hora todos sucumbimos a alguno de sus productos que ella de manera empresarialmente brillante saca provecho: Toda la familia actúa rápida y eficazmente, ofreciendo, cobrando, reponiendo el stock, esa parada virtual en San Jerónimo esta sacando a esa familia adelante y mientras duren esos trabajos los pueden catapultar hacia la bonanza. Poco después de San Jerónimo llegamos a Catahuasi con su placita encantadora, su colegio, la patrulla que constata decepcionada que incluso mi coneja esta con el cinturón y nos dan la bienvenida. Damos un par de vueltas cual perros callejeros extraviados, tomamos un par de fotos y luego de 2 horas y 35 Km. de recorrido tomamos la ruta de regreso. Felices de haber recorrido mucho mas de lo esperado. Solo un ruido amenazador de las llantas nos quitan el sosiego por unos minutos, mi carrito querido es tan previsor que decide avisarnos que hemos recorrido como 5 Km. con el freno de mano! Gracias al cielo es solo eso y logramos llegar a Lunahuana en una hora y tres/cuartos, antes del completo anochecer a buscar donde cenar. En el pueblo hay una actividad por el día de la madre, las declamaciones emotivas y el pisco sour que tengo en las manos me arrancan un par de lágrimas, antes de sucumbir al pisco y a un ataque de llanto sin motivo, partimos en busca de la cena, el famoso Pueblo esta cerrado y en el lugar de las esteras no aceptan tarjeta, felizmente W. insiste en el hotel mas lujoso donde los precios y variedad de carta nos sorprenden, son equivalentes en costo al pueblo y muy buenos en calidad. Paul, el camarero del Real Club nos da la bienvenida, no puedo creer que chico es el mundo y como este muchachito me acompaña en los lugares y momentos mas impensados a los largo de estos años, su compañía nos garantiza un servicio excelente y su sonrisa nos asegura su amistad eternamente, volveremos aunque sea solo para verlo.
Nuevamente nos tienen que movilizar en grúa, estamos abusando de nuestra capacidad alimenticia pero estos camarones de Lunahuana, su Pisco, su gente, su río, hacen que uno olvide la mesura y se entregue sin reservas a sus encantos. La Luna nos acompaña en franca claridad, redonda y osadamente llena, luego de una visita corta al Internet decidimos, mi coneja y yo, meternos a la piscina, lo hacemos y somos inmensamente felices de ser anfibias en Lunahuana en esta calidad noche de luna en este inolvidable jueves de Júpiter.

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