martes, 4 de mayo de 2010

La vida es sueño

Que el mayor bien es pequeño,
Que toda la vida es sueño
Y los sueños , sueños son
Quiero despertar, no quiero seguir sintiendo los aguijones de la soledad y el destierro, Soy muy afortunada y quiero ser consiente y vivir plenamente esa fortuna; la fortuna de tener a mi coneja conmigo, que mi madre me haya visitado ya una vez y este por llegar en 2 días, que una de mis mejores amigas llega en unos días con toda su familia, que mi compañero de toda la vida llega por un mes, en fin, son tantas las muestras que la soledad no existe mas que dentro de uno mismo y yo sigo siendo hincada por ese aguijón, de vez en cuando y duele, sigue doliendo, aun siendo consiente de todo lo que tengo, no quiero vivir en sueños, no quiero vivir en las nubes, quiero pisar tierra y no hacer otra cosa que agradecer por la dicha de estar viva y poder compartir estas vivencias….. sin embargo, hay momentos que sigo añorando, que sigo soñando, que sigo preguntándome ¿ porque? Y entonces sufro, solo sufro hasta que pase.
Se que todo pasa, así como mi vida anterior paso y sigo estirando de vez en cuando las manos tratando de atraerla hacia mi, también esta experiencia pasara y ……..comenzare a añorarla y atesorarla.
Soy feliz continuamente, la sola vista mañanera de los Apus despertando con el beso juvenil del sol me llena de dicha, pensar que esta nublado y darme la vuelta y recibir la bofetada de un cielo azul intenso por otro lado me hacen despertar. Durante el día un sol abrazador me reconforta y en las tardes un sol ya maduro se despide de la ciudad, besando suave y pausadamente cada Apu, regándolo primero de un dorado intenso y sumergiendose detrás de ellos, dejándolos despertar al infinito nocturno, es hermoso, simplemente hermoso y mas cuando el cielo se plaga de estrellas, transmitiendo cada una un secreto oculto y latente; el amor de la creación.
Escribiendo esto encuentro el consuelo a mis devaneos de añoranza, son probablemente normales y es muy poco el tiempo vivido, muy pocas las amistadas encontradas aun, pero tengo la dicha de descubrir un mundo familiar que nunca pensé compartir, poco a poco se van haciendo lazos que antes eran solo de recuerdo, ahora son de experiencias compartidas.
Mi ciudad me absorbe paulatinamente, haciéndome consiente que su bienvenida no es estruendosa ni abrazadora, simplemente cálida y duradera, que el menor bien es un tesoro y un sueño hecho realidad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario