domingo, 8 de febrero de 2009

Solo un Sueño ( Revolutionary Road)

Guión bueno, diálogos buenos, actuación buena…..
Sin embargo quiero pegarme un tiro. La vida de una pareja que decide de pronto romper esquemas, trascender toda cordura y buscar hacer realidad sus sueños. Sucumben ante la rutina, promesas de una mejor mediocridad, vidas engendradas para atarlos más a su estancamiento. El se relaja, encaja en ese molde pequeño, ella se rebela y muere. El loco de la película parece ser el único que le pone nombre a las cosas, que los ubica y obliga a mirarse en el espejo como lo que son, seres pequeños, normales , silvestres y vulgares, como todo el resto.
¿Es una advertencia para mí? ¿Es en lo que terminan los que ser rebelan a encajar en un molde más de su entorno? ¿Es la realidad del que acepta ser mediocremente cuerdo en vez del que arriesga la locura en pos del elixir de la plenitud?
El que se resigna a ir con la corriente, ¿acepta entonces solo la muerte interior?¿ Esa que lo obliga constantemente a sentir, pensar y actuar de verdad? ¿No podemos ser conscientes y cuerdos a la vez, vivir intensamente y ser felices si no renunciamos a ser únicos , a defender nuestra felicidad, nuestra plenitud, la realización de nuestros mas escondidos anhelos para encontrarnos al fin con nuestra esencia?
Esta película nos consuela en nuestra cordura, en el hecho de seguir vivos y conformes con nuestra suerte, nos advierte que luchar por nuestros sueños nos lleva a la locura, que nos aparta de la realidad y nos condena a ser muertos en vida, a vivir nuestra muerte a diario sonriendo para afuera pero dentro de los esquemas, dentro de lo que todos esperan de nosotros.
Podemos escapar, podemos volvernos locos, podemos terminar con el latido de nuestro corazón y así dejar esta tortura de vivir sin respirar de verdad, sin sentir de verdad, sin realizarnos. Nos encontraremos entonces en nuestra camisa de fuerza, felices de ser nosotros mismos pero incomprendidos por el resto, atados por el resto, eliminados por el resto cuerdo y mediocre, mientras solo nosotros vemos la realidad ajena y propia, esa lucidez que condena a la locura, esa lucidez que atraviesa los formalismos y se burla de ellos, esa lucidez avasalladora que ya no acepta compromisos, solo exige ser libres, consecuentes. Atados en la camisa de fuerza pero libres para pensar, para rebelarnos, para gritar al que no quiera oír que están muertos en vida y nosotros vivos por adentro, muy adentro, donde ni ellos ni la camisa de fuerza nos pueden doblegar

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