jueves, 19 de febrero de 2009

Breathwalking con Simone de Beauvoir

Programa pospuesto, luego de la compra de útiles con la coneja decido juntar mis huesos y acompañar a W. previo interludio con mi madre, que también requiere de tiempo y atención.
El sueño me tumba, como ayer, seria capaz de dormirme parada pero queremos hacer algo juntos, así que no participo mi delirante cansancio.
Paramos en La Baguette, la empanada deliciosa como siempre, continuamos en Bravo con una Piña Colada de muerte lenta y pasión abrasadora, por lo menos por ahí se desfoga la pasión pospuesta pero veo que Morir de Amor no esta nada mal tampoco, para la próxima, o quizás mi inconsciente ya conozca la receta de ese cocktail sugestivo?
Decidimos pasear por El Olivar y practicar el Breathwalking, no solo se trata de alucinarme modelo de pasarela, debo escanearme primero, hacer ejercicios correspondientes de respiración, el que mas me acomoda es el de cuatro tactos de inhalaciones y cuatro de exhalaciones mientras caminamos afianzando el talón al pisar. El Olivar, compañero inseparable de mi espíritu. Desde adolescente lo escogí como mudo testigo de citas prohibidas, reconozco cada árbol para cada historia pero hoy es testigo de una placentera caminata de dos amigos del alma, que comparten rumbos paralelos con anhelos difurcantes e intersecciones fulgurantes de luna llena, como la de hace 10 años que nos trajo a la coneja. Hoy es una hermosa caminata de una suave noche de verano, con intercambios, manos entrelazadas y pasos acompasados, hoy conversamos mucho pero sobretodo hacemos algo juntos, luego de mucho tiempo. El Breathwalking puede converger nuestros caminos, por lo menos por momentos, hacernos crecer juntos y fortalecer este lazo único e inigualable que tenemos, que se aleja de lo carnal e irrumpe en lo espiritual, intelectual, emocional. Podría ser una nueva etapa de esta relación tan especial con un resultado tan maravilloso como la coneja. Con una historia sartre-beauvoiriano del nuevo siglo, difícil de explicar, simple para practicar; saber respetar al otro y darle la libertad que necesita, compartiendo siempre.
Simone de Beauvoir, mi heroína de siempre, anhelo leerte en tu idioma y no me atrevo aun, te doy vueltas y vueltas en todos los idiomas y me desespero contando con las manos tus pocas obras que me llevan a la adicción. Ahora resulta que comparto tu historia también. Entonces, te reconocí como hermana mayor sin saberlo, te he buscado en Internet sin buen resultado, tus textos no son publicados para poder burlar horarios pagados que enriquezcan mi espíritu pero alguna alternativa encontraré para leerte furtivamente porque creo comprenderte hoy mas que nunca, creo poder partir de tu historia para comprender la mía.

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