martes, 14 de julio de 2009

Asesina confesa del Diente Inocente

Este desprecio por mi cuerpo va demasiado lejos! Siempre en la estratosfera, alimentando mi intelecto, mi espíritu pero el cuerpo, dándole duro para deformarlo o ignorarlo, como ahora con mi pobre dientes, pobre, pobre, diente. Se aferraba al hueso, a la prima endodoncia que me hicieron en enero, le gritaba a la nariz, al ojo ¡ agarrenme, no me suelten, me quieren sacar!!!!!!!!!! Y cual empleado de gobierno en cambio de gabinete, se aferra a sus vecinos, a sus amigos a todo lo que le sirva para no dejarse extirpar por el pobre, pobre dentista. Al tener el pedazo de diente que auguró la extirpación total puso tal cara de duelo, le daba vueltas al pobre pedacito de diente y suspiraba, luego dijo lapidariamente” este diente no debió de haberse perdido” como llamándome asesina, depredadora de dientes sanos, inconciente criminal ortodoncista. Todo por no hacerle caso en ir hace 6 largos meses para continuar el tratamiento, todo porque W. me dio un truco fabuloso con yoga para seguir pasándola bien sin inversión dental, todo por hacerme la bacancita ostentando una dentadura a prueba de todo a la que le presto la mínima atención para continuar existiendo, todo por idiota.
Mi pobre, pobre diente lucho 2 horas aferrándose al hueso, una larga y cruenta agonia. Lo sacaron por pedacitos y al final me mostraron el cuerpo del delito, tres preciosas raíces ensangrentadas que habían luchado hasta morir para no salir de esta puta boca que tan mal las trato. Encima se llevaron de refilón a la corona de Diciembre y la pobre yacía sin trono ni cetro, confundida y extraída violentamente por un dentista vengador, que al ver mi inconciencia procedió a la cirugía rogándole a todos los dioses no ser tan misericordioso y darme mi merecido, pero no pudo con su genio y actuó con manos de guante, haciendo su trabajo a cabalidad pero demostrándome en su mirada su mas profundo desprecio por mi inconciencia, por mi pedantería y arrogancia pero por sobre todo por mi ignorancia.
Ignorancia de no querer a mi cuerpo, de no tratarlo como el famoso templo que debe ser , por ignorarlo y cuando ya todo quema, acudir a los bomberos.
Me confieso asesina del pobre diente, me confieso poseedora del hueco bucal mas horroroso y doloroso que existe en todo Lima, me confieso, ante vosotros hermanos de ser la asesina confesa del diente inocente.

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