Farzaneh y J.J. invitaron a una cena persa, que noche tan extraordinaria! las delicias persas me transportaron donde Ali baba y la calidez persa me recordó a una bella muchachita que conocí de adolescente, viajábamos en el Greyhound en un viaje de Boston a New York durante mi intercambio en USA, era 1978.. Esa muchachita persa me conto de las maravillas del país que tuvo que dejar, lleno de palacios maravillosos con espejos que reflejaban bellezas inimaginables, con un gobernante amante de su pueblo obligado a dejarlo y un mundo para ella irrecuperable físicamente pero grabado en su corazón y memoria. Soñé despierta escuchándola.
Volvemos a Cusco, a la deliciosa cena persa, afuera llueve a cantaros y me siento feliz en ese lugar , aun no me doy cuenta. La casa en si es como el país de las mil y una noches, escaleras misteriosas nos hacen percibir un jardín, luego otro, luego mas escaleras y un ventanal inmenso , hermoso, mas jardines, mas escaleras, y por fin llegamos donde J. J.
Debo ir al baño y en el camino............ algo llama mi atención sensorial, ese sonido, ¿ de dónde viene ese sonido? lo ubico, es un chorro de agua de lluvia perfecto, es ese sonido que abre la ventana hacia mi niñez. Es la cantidad perfecta de agua que choca con el piso, debe ser la altura perfecta también porque todo me transporta a una hermosa hacienda, camino a Mollepata, Salkantay con una chorro exacto. En la hacienda el chorro de la lluvia se juntaba en un barril inmenso, que al llenarse ofrecía agua perfectamente cristalina, al tomarla el sabor era extraordinario, claro, puro, refrescante, algo dulzón incluso. Al mirar en el tonel el agua perfectamente cristalina dejaba ver el fondo del barril, diáfano y transparente, que hermoso recuerdo! ahora me doy cuenta que la sala me recuerda a nuestro comedor, que tenia 3 paredes solo de ventanas, un lado daba a un jardín muy parecido al de J. J. el otro lado daba al comienzo de una huerta que se extendía por varios hectáreas hasta llegar en algún momento casi al Salkantay, el lado central daba al ingenio azucarero que se divisaba muy abajo, con sus techos rojos, el humo blanco que salía, todo rodeado de hermosas palmeras, el pito que marcaba las horas de refrigerio y descanso, todo un valle que se abría a nuestros pies indicando el progreso en esa zona, cuantos recuerdos de una niñez arrancada, como la de la muchachita persa, cuantos sentimientos guardados en el corazón de un mundo irrecuperable y rico en emociones . Para ambas, para ella y para mi ahora, significan esos recuerdos pilares fuertes de una niñez feliz y protegida, de un mundo que quizá no fue perfecto realmente pero para nosotras si significo la niñez perfecta..
Farzaneh and J. J. invited us to a Persian dinner, what an extraordinary night! .The Persian delicacies transported me to Ali Baba and the Persian warmth reminded me of a beautiful girl who I met as a teenager, We traveled on the Greyhound, on a trip from Boston to New York, during my time as an exchange student in USA, it was 1978. That Persian girl told me of the wonders of the country she had to leave, full of wonderful palaces with mirrors reflecting unimaginable beauty, with a loving ruler forced to leave the country and a world to her irretrievable physically, but engraved in her heart and memory. I dreamed awake listening to her.
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to Cusco, the Persian delicious dinner; it is pouring rain outside and I am happy in that place, I still don’t realize why I feel so good. The
house itself is like the land of a thousand and one nights; mysterious
stairs let us perceive a backyard, then another, then more stairs and a huge
window, beautiful, more gardens,
more stairs, and
we finally got to J.J’s place.
I must go to the bathroom and
on the way ............ something catches my sensorial attention: That sound, where does that sound come from? I locate it, is a perfect small water fall from rain falling from a broken gutter and It is that sound that opens the window to my childhood. It's the perfect amount of water that hits the ground, should be the perfect height also because everything transports me to a beautiful
hacienda, on the way to Mollepata,
Salkantay with an exactly water fall. On
the hacienda, the rain water was gathered
in a huge barrel, which offered perfectly crystal clear water, slightly
sweet, diaphanous and transparent water, beautiful memory! Now
I realize that the huge window
reminds me of our dining room,
which had 3 walls of huge windows. One
side faced a garden very similar to that of J. J`s. the other side was
the beginning of a orchard that stretched across several hectares reaching almost to Salkantay,
the central side facing the sugar
factory that was
visible far below, with its
red roofs, white smoke
coming out, all surrounded by beautiful palm trees, the whistle marking the
hours of lunch and after work, an
entire valley that opened at our
feet indicating the progress in
that area. How many memories of a torn childhood , like that of the Persian girl how many feelings saved
on the heart of an irretrievable
world rich in emotions. For both,
for her and for me now, those memories mean strong
pillars of a happy and protected
childhood, of a world that perhaps
was not that perfect, but for us meant the
perfect childhood,